La decisión de desplazarse
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La decisión de desplazarse
En el caso de que concurran circunstancias extraordinarias que nos obliguen a desplazarnos, buscar la civilización por nuestros propios medios, alejarnos para buscar agua y comida, o sencillamente que pasan los días y no vienen los equipos de rescate, deberemos seguir unas normas básicas para asegurar nuestra supervivencia.
Antes de dejar el vehículo siniestrado indicaremos en que dirección hemos decidido alejarnos con el mayor número de referencias posible, por si finalmente los equipos de rescate o los nativos del lugar lo encuentran. Dejaremos también indicaciones a lo largo del camino: servirán para que nos encuentren y para que podamos regresar sobre nuestros propios pasos en caso de que nos extraviemos.
Nos proveeremos también de todo cuanto podamos transportar que pueda sernos útil y encontremos en el vehículo siniestrado o en los equipajes. Si se trata de un grupo de personas, todas deben ir provistas de calzado y ropas adecuadas al clima de la zona. Nos aprovisionaremos de toda el agua, recipientes para transportarla y alimentos que podamos llevar. También llevaremos material para improvisar refugios rápidamente: desde láminas impermeables a cuerdas y palos alargados. Si en necesario improvisaremos mochilas, bien con cuadrados de tela de 1m de lado bien con soportes de madera para llevar todo el equipo que logremos reunir.
Mochilas Improvisadas. Izquierda: Mochila realizada con un cuadrado de tela de 1m. aproximadamente en el que se envuelven los objetos. En los extremos lleva unas piedras para poder atarla bien. Derecha: Mochila con armazón de madera. Según su solidez, podremos transportas más o menos peso. Hay que quitar bien los nudos de la madera para evitar rozaduras. Los objetos se atan al armazón.
Si hay heridos tenemos dos opciones: llevarlos con nosotros o enviar sólo un grupo de personas en busca de la civilización mientras el resto se quedan en el campamento. La decisión dependerá, entre ofros facotres, de la gravedad de los heridos, de su capacidad para moverse y de nuestra capacidad para transportarlos. Si los llevamos, deberemos preparar los mecanismos para que puedan desplazarse, desde muletas hasta camillas improvisadas.
Si tenemos un mapa de la zona, nos dirigiremos a la zona poblada más próxima.
Siempre buscaremos el camino más fácil y seguro, a no ser que la climatología, las condiciones del terreno o nuestras necesidades particulares nos obliguen a otra cosa.
En caso de no tener mapa y no saber donde estamos, si encontramos un arroyo o un río suele ser una buena idea seguirlo, ya que nos proporcionará agua y alimentos. Además, antes o después encontraremos alguna población o aldea asentada en su curso que supondrá nuestra salvación. Los ríos deben seguirse en el sentido de la corriente, es decir, hacia su desembocadura; excepto en los desiertos, que los seguiremos al revés, puesto que pueden llegar a desaparecer filtrados entre las arenas antes de llegar al mar. No obstante, seguir el curso del río puede entrañar muchas dificultades que deberemos afrontar: la vegetación puede ser espesa, podemos vernos obligados a alejarnos para sortear formaciones geológicas, grandes cascadas, etc. Puede ser necesario cruzarlo, y también es posible que sea más sencillo improvisar una balsa y navegarlo.
Si estamos en la costa, seguir la línea de ésta nos proporcionará comida y, escarbando en la arena por detrás de la línea de la marea, agua ligeramente salobre pero apta para el consumo.
Antes de dejar el vehículo siniestrado indicaremos en que dirección hemos decidido alejarnos con el mayor número de referencias posible, por si finalmente los equipos de rescate o los nativos del lugar lo encuentran. Dejaremos también indicaciones a lo largo del camino: servirán para que nos encuentren y para que podamos regresar sobre nuestros propios pasos en caso de que nos extraviemos.
Nos proveeremos también de todo cuanto podamos transportar que pueda sernos útil y encontremos en el vehículo siniestrado o en los equipajes. Si se trata de un grupo de personas, todas deben ir provistas de calzado y ropas adecuadas al clima de la zona. Nos aprovisionaremos de toda el agua, recipientes para transportarla y alimentos que podamos llevar. También llevaremos material para improvisar refugios rápidamente: desde láminas impermeables a cuerdas y palos alargados. Si en necesario improvisaremos mochilas, bien con cuadrados de tela de 1m de lado bien con soportes de madera para llevar todo el equipo que logremos reunir.
Mochilas Improvisadas. Izquierda: Mochila realizada con un cuadrado de tela de 1m. aproximadamente en el que se envuelven los objetos. En los extremos lleva unas piedras para poder atarla bien. Derecha: Mochila con armazón de madera. Según su solidez, podremos transportas más o menos peso. Hay que quitar bien los nudos de la madera para evitar rozaduras. Los objetos se atan al armazón.
Si hay heridos tenemos dos opciones: llevarlos con nosotros o enviar sólo un grupo de personas en busca de la civilización mientras el resto se quedan en el campamento. La decisión dependerá, entre ofros facotres, de la gravedad de los heridos, de su capacidad para moverse y de nuestra capacidad para transportarlos. Si los llevamos, deberemos preparar los mecanismos para que puedan desplazarse, desde muletas hasta camillas improvisadas.
Si tenemos un mapa de la zona, nos dirigiremos a la zona poblada más próxima.
Siempre buscaremos el camino más fácil y seguro, a no ser que la climatología, las condiciones del terreno o nuestras necesidades particulares nos obliguen a otra cosa.
En caso de no tener mapa y no saber donde estamos, si encontramos un arroyo o un río suele ser una buena idea seguirlo, ya que nos proporcionará agua y alimentos. Además, antes o después encontraremos alguna población o aldea asentada en su curso que supondrá nuestra salvación. Los ríos deben seguirse en el sentido de la corriente, es decir, hacia su desembocadura; excepto en los desiertos, que los seguiremos al revés, puesto que pueden llegar a desaparecer filtrados entre las arenas antes de llegar al mar. No obstante, seguir el curso del río puede entrañar muchas dificultades que deberemos afrontar: la vegetación puede ser espesa, podemos vernos obligados a alejarnos para sortear formaciones geológicas, grandes cascadas, etc. Puede ser necesario cruzarlo, y también es posible que sea más sencillo improvisar una balsa y navegarlo.
Si estamos en la costa, seguir la línea de ésta nos proporcionará comida y, escarbando en la arena por detrás de la línea de la marea, agua ligeramente salobre pero apta para el consumo.
Marcus Luttrell- Operador seal
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